Brillo, relieve irregular, poros dilatados… La piel grasa se identifica, entre otras cosas, por un visible exceso de sebo. Sin embargo, con los cuidados específicos su equilibrio puede ser restaurado. Al igual que la piel seca, la piel grasa requiere una atención especial, y para esto, se recomienda aplicar tratamientos específicos que impliquen la regulación de la producción de sebo.
«Cuánto más se elimina el sebo de forma vigorosa, más produce la piel»
La piel grasa es un tipo de piel muy común que puede explicarse por varios factores, como el exceso de sebo en particular: Los poros de la piel están dilatados y la piel es más gruesa. Además, en los casos más importantes, una película grasosa es perceptible al tacto en la piel.
Expertos de la marca La Roche Posay afirman:
“Cuanto más vigorosamente eliminas el sebo, más produce la piel para reemplazarlo, generando, paralelamente, una sobreproducción de sebo que trae como consecuencia una película de grasa en la epidermis”.
«Debemos utilizar productos diseñados para no ser detergentes»
Para erradicar este fenómeno, los expertos de La Roche Posay recomiendan utilizar productos e cuidado cosmético suaves. “Hay que utilizar productos diseñados para no ser demasiado detergentes. Por lo general a las personas con este tipo de piel les recetamos agua micelar o geles de enjuague con agua. Los baños deben hacerse por la noche y con mucho cuidado.»
De hecho, se recomiendan geles de enjuague con agua para preservar la calidad de la epidermis. Para elegir dichos geles de la mejor manera se recomienda optar por aquellos que destapen los poros y depuren la epidermis.
En períodos en los que la piel es particularmente grasa, se recomienda limpiarla con un jabón específico para el acné, ya que estos suelen contener principios activos antilipídicos como el peróxido benzoilo, ácido salicílico…
Las mascarillas de arcilla verde también pueden ser útiles, pero en promedio, no más de dos veces a la semana.
Tratamientos purificantes, con acción seborreguladora
La acción seborreguladora de determinados tratamientos permite desactivar, en su origen, la producción excesiva de sebo por parte de la epidermis, como es el caso de la planta Sabal serrulata. La frecuencia de cuidados de la piel debe ser adaptada según el estado de la misma, aunque lo ideal es que estos se realicen una o dos veces al día, teniendo siempre mucho cuidado de que no resequen la piel.
Además, los tratamientos cosméticos con acción matificante reducen el aspecto brillante de la piel. Esto se explica, en particular, por las micro esferas absorbentes. Además, ciertos tratamientos que contienen activos como el ácido salicílico, isotretinoico, glicólico o incluso peróxido de benzoilo reducen el grosor del estrato córneo.
Para las personas que prefieren optar por soluciones naturales, ciertos aceites esenciales brindan frescura a la piel además de purificarla, limpiarla y regular el exceso de sebo.
No se recomiendan exfoliantes y tratamientos grasos
Sin embargo, ten mucho cuidado, ya que no se recomiendan tratamientos grasosos, ya que su textura aceitosa acentúa el aspecto brillante de la epidermis y contribuye al desequilibrio de la producción de sebo. En este caso, se recomienda dar prioridad a tratamientos cosméticos acuosos que no acentúen el brillo visible en la superficie de la piel.
No se recomienda realizar exfoliaciones en pieles irritadas o irritables, incluso grasas, porque gracias a su mecanismo de defensa, la piel automáticamente segregará aún más grasa después, lo que terminará por empeorar las cosas.